viernes, junio 23, 2017

A mis 22 años, en el 2017

Siempre te vas a preguntar si estas haciendo lo suficiente y aunque sabes que si; con los resultados pensaras que no.
Que noches donde te tomaste una copa de vino o un vaso de cerveza a escondidas te condene a tener pensamientos paranoicos porque realmente sabes que no se llevan bien esa mezcla pero extrañabas el olor y sabor a alcohol del cual hablan tus amigos cada que pueden reunirse en cada vacaciones en el mismo bar de costumbre. Que la comida tampoco será tan placentera porque te han quitado ya muchos alimentos que eran tus favoritos, ni podrás desvelarte viendo tu serie favorita porque incluso eso te hará entrar en una crisis que hará que todos los meses que con mucho empeño lograste avanzar se desvanezcan en segundos y crisis tras crisis siempre tengas pausas y pausas y no llegues tan lejos como soñaste cuando eras una niña. Ahora no estás ayudando a nadie, todos te están ayudando a ti y entre cada mes y año te aislas más por temor a ser juzgada y sobre todo después de ser juzgada, ser abandonada.

Ya va, esta historia no va tan rápido ni es tan dramática como se cree hasta que llega el momento de enfrentarla cara a cara. Estoy escribiendo esto comiendo frijoles charros en conserva tomando jugo de uva escuchando a Gregory Alan Isakov.
A esta altura se lo que es sentirse sola y estarlo; por el otro lado se lo que es sentirse sola y estar mucho mejor que en grandes manos. No tengo palabras para describir lo que ha sido mi año comenzando desde enero. En enero fue mi segundo intento de suicidio algo que se supo entre personas cercanas con visitas al hospital y una gran huida junto con mi madre en nuestra irresponsabilidad y desconocimiento del sistema, a dos semanas de entrar a clases logré, comencé a ir con la psicóloga y psiquiatra. Todo iba lento y doloroso, noches infinitas de lágrimas y dolor inexplicable que nunca se de donde viene, soledad inexplicable que te abraza y asfixia tanto que no puedes ni respirar. Al dia siguiente solo tenia que levantarme e ir a clases; la primera hora... Psicología social lo cual la maestra era todo un personaje la cual no logré empatizar ni un poco a pesar de las órdenes de arriba. Los días pasaban, menos que las noches y me perdía en cada pensamiento, en cada deseo de desaparecer, mamá en llamada siempre conmigo en la posibilidad al igual que mi pareja del momento. Estaba enojada, estaba viva, seguía aquí respirando, subiendo y bajando escaleras, abriendo puertas, sentandome en la cama, acostándome en la hamaca, contando las monedas para pagar seguramente algo innecesario del momento para tratar de llenar el vacío que me persiguió desde que sentí que realmente nací. REALMENTE SEGUÍA AQUÍ.
En clases como el caso fue aislado solo mis amigos supieron y bromeamos con eso, mi sentido del humor no siempre ha sido agradable debido a lo negro que es, pero en ningún momento me afectó, solo reíamos mucho y era lindo hacerlos reír por algo que estaba fuera de mi control hasta ese momento.
Agregaron otro medicamento a mi tratamiento para el insomnio, un ansiolítico que fue el que cambió mi vida aun mucho mas; luvox. El Luvox fue el villano pesado del cuento... no me ayudaba a dormir, solo me daba pesadillas y me cansaba aun mucho mas de lo que ya estaba, para esto no podía escribir y me sentía tan torpe por no comprender cosas tan básicas pero queria seguir ahi, no queria darme un tiempo, no quería darme por vencida. Llegaron las vacaciones y me lleve a mi nuevo amigo molesto conmigo a casa, y en una sola semana todo cambió drásticamente, se que ahogarse es la peor sensación al igual que ahorcarse, que cortarse no es una opción si piensas salir de casa durante toda tu curación y que las pastillas no siempre son tan malas o tan buenas pero esa semana de mi vida la tengo perdida completamente. La frustración es lo único que habitaba en mí, había respetado cada una de las indicaciones aun por mas complejas que me parecieron, aun por mas duras y no resultó, hubo un tipo de choque neuronal que hizo hacerme daño 4 días en una semana y las 4 veces no más que unos intentos fallidos. Había perdido la poca estabilidad emocional establecida y a quien amaba más en ese momento, se asustó y se fue. Llegue a mi otra casa asustada de lo que seguía, cambia de psicología y de psiquiatra, determinaron trastorno afectivo bipolar.
Nuevos medicamentos, nuevas indicaciones, esta vez sin psicologos y sin menos personas que sepan realmente lo que pasa conmigo. un mes... un mes con ansiedad más fuerte que siempre, insomnio y pesadillas de nuevo, pensamientos suicidas ni un poco en disminución solamente ahí permaneciendo... me tome tres cajas de uno de mis nuevos medicamentos y otra de otro antes de darme cuenta ya estaba dormida y consciente, nunca me iba a pasar nada ahora que lo pienso en realidad, pero sin impulsos que no puedo controlar, hacerme daño es algo que parece ser fundamental de mi personalidad y nada lo esta evitando o disminuyendo, mis ataques de ansiedad y pánico cada día son mas fuertes y por primera vez tuve uno de paranoia donde lloraba y tenia miedo sin nadie en quien confiar... lo que nos lleva al principio de esta entrada,

No hay comentarios:

Publicar un comentario