sábado, mayo 28, 2016

¿Ficción III?: 2, 475 Km

Hasta hace dos años no sabia lo que era intentar un "algo" a distancia, creo que mi experiencia ante eso no fue lo que imaginaba (aunque siendo sincera no me imaginaba ni esperaba nada). El caso es que tuvo un final algo dramático y trágico pero muy muy dentro de mi, ya que por fuera es como si no me haya importado. Desde eso decidí en nunca más intentar algo a distancia, y nunca dar una opinión respecto al tema. Aunque a veces me pregunto que culpa se tiene alguna persona que realmente me pudiera conocer y querer al igual que yo y estuviera a unos cuantos kilómetros de mi.

Aquí comienza el detalle: "Que realmente me pudiera conocer" no que me quiera en tan poco tiempo, "A unos cuantos kilómetros de mi" no a dos mil cuatrocientos setenta y cinco kilómetros (posiblemente más), ni que estuviera en otro país.
La cosa amigos es que no la conozco, no se nada de ella más que cosas de su pasado, y algunos que otros de sus gustos muy superficiales. Pero ningún detalle de ella, mas que sus muchos lunares en la cara, el tic de mover sus labios de lado, que trabaja en un banco, adora a su perrito con el que lleva varios años desde cachorro, que fuma dos o tres cigarrillos al día y de vez en cuando unos cuantos más, le gusta leer, ella cree tener una vida rutinaria y aburrida, escribe, espera crecer y aprender cada día más... pero no conozco nada más de ella, ni su presente ni que desea del futuro.
Solo me han atrapado sus muchas palabras bonitas, su hermosa voz y acento, su sonrisa con hoyuelos, sus llamadas y videollamadas... Es como si cada que contestara una, comenzara un día nuevo.


Todo esto parece tan ridículo, es mas ficción que cualquier otra cosa, todo esto me asusta, me asusta de un modo lindo y por primera vez ignorando mis creencias y pasiones; huiré. Desapareceré y haré que ella igual lo haga, no estoy dispuesta a sufrir por algo que puede ser irreal.


lunes, mayo 02, 2016

De caminata a caminata

Las nuevas personas, el nuevo aire latinoamericano, las nuevas palabras, acentos, voces, comidas, ecosistemas, canciones, sentido del humor y demás me han dejado en una condición de relajación y felicidad, una que hace mucho no sentía, una diferente.

Es temporada de calor, por 'mala suerte' (ahora creo que más por fortuna) mi ventilador se averió y estar a 40° no es algo tan agradable sin el; entonces en las noches me aventuro a dar un paseo a pie, ya que el aire al menos no es tan caliente como el del medio día. 
Debido a mi todo nuevo, camino tan ligera, despejada de todo y todos. Es ahí cuando comienza lo hermoso.

De repente comienzo a notar de nuevo a niñas que están fuera de un café preocupadas por el perrito callejero que se encuentra cerca, se acercan temerosas pero pacientes hacia aquel animalito sin hogar y le brindan parte de su cena junto con un vaso lleno de agua. 
Al notar que las observo, únicamente me sonríen siguiendo con su buena acción.
Por otro lado esta la chica que siempre me toma la orden con una hermosa sonrisa y esos ojos cafés que me parecen tan coquetos. Siempre despidiéndose con: "Muchas gracias, que tenga una excelente noche"
De pronto puedo percatarme y tomar con gracia el momento de cuando un ave se subió a la mesa que ocupe en aquella cocina económica que tanto me gusta enfrente de un parque para comer los restos de pan que dejé, con mucho cuidado y con una increíble audacia para tomar los trocitos con su pico.
O de la escena tan tierna de una niña contándole a su mamá sobre su día en la escuela, caminando frente de mi tomadas de la mano. Al igual que los novios sentados cerca de un árbol, descansando y jurándose amor eterno...

Y así, escenas infinitas llenas de vida y amor puro.