domingo, noviembre 24, 2013

A mi persona favorita

No son las noches de películas, ni las platicas intimas o consejos mutuos, las peleas o hacer pequeñas fiestas de comida cuando no hemos comido en todo el día, es todo lo que lo involucra.

Con la idea de ser adulto ya es suficiente para añorar el pasado, no es que tenga miedo, siempre quise crecer mas a prisa que el resto de mis amigos, pero no estaba tan consciente de que eso me alejaría de ti.
En la noche que rompí en un llanto lleno de dolor (que no existe) fue cuando supe que tampoco era la distancia lo que me ponía la persona mas sensible que he conocido, si no el que eso implicaba el poder perderte como mi mejor amiga, como la única persona que sabe como realmente consolarme sin cambiar de tema o distraerme con algo mas, pero creo que todo esto es lógico, eres mi mamá. Pero dime ¿a caso conoces a alguien mas que tenga una relación así de buena como la nuestra entre madre e hija?.

Lo que me hace llorar es el temor, no a la ciudad, ni a las personas, ni al rechazo, es romper el vinculo que tenemos que no quiero perder. No quiero volverme una desconocida para ti y que tu tampoco te vuelvas una desconocida para mi, que los años no afecten lo que hemos crecido desde que tengo 7 años.

Despedida

Quizá no supe hasta el momento en que sucedió, siempre pensé que una casa o una ciudad con las personas correctas seria mi hogar.
Me sorprendió el darme cuenta que en realidad nada de eso importa, lo único que necesitas para tener un hogar es el amor incondicional de la persona que te ha cuidado y criado a lo largo de toda tu vida.
Creo que como mujer sensible que soy, oculto mas de lo que creo y despedirme de quien quiero y conozco desde siempre es una de las cosas mas difíciles que he hecho. 

Unas ganas de llorar me invadieron al despedirme, no se de donde surgieron los nudos de mis garganta, no sabia ni siquiera con que emoción caían por mis mejillas. No era tristeza, no era alegría, enojo ni frustración... Solo eran lagrimas de una despedida.